cuando le canto a mi tierra
y cuando el cerco me encierra
siempre pecho hacia adelante
mientras mi potro me aguante
yo seguiré mi camino
como andan los remolinos
sobre la arena caliente
me quedaré para siempre
no cambiare mi destino.
También me gusta cantar
penando en las tardecitas
por esa tierra infinita
donde cantan las perdices
y las calandrias felices
le dan sinfonía al cielo
rompe el silencio su vuelo
y el sol sigue dando el brillo
como la flor de tomillo
que crece por este suelo.
No ando mirando otro pago
porque a ninguno lo envidio
amo mi pago sencillo
y aunque no soy guitarrero
cuando le canto a mi suelo
el pecho se me agiganta
se hace un nudo en mi garganta
Del orgullo y emoción
Galopa mi corazón
por vos, mí querida Pampa.
Alpataco
Fotos Ana María Zorzi