Canta mi tierra pampeana
lecho de sal y de arena,
donde el silencio se llena
volando por todas partes,
y la distancia es el arte
que la hace extensa y serena.
Suele dormirse callada
cuando la noche la acuna,
es un espejo la luna
donde se peina la nada,
de caldenes en manadas
en un mar de pasto puna.
El sin fin de la llanura
de aquel poncho amarillento,
donde el violín de los vientos
que por las huellas se aleja,
quemando las horas viejas
en las hogueras del tiempo.
Su cielo es un mar azul
donde el lucero palpita,
y las bellas tardecitas
que se adueñan de la calma,
son los abrazos del alma
de aquella Pampa Infinita.
Alpataco
Fotos: Ana Maria Zorzi