Eran las dos de la tarde
con el cielo encapotado,
quince caballos atados
don Yancamil divisó
un batallón de soldados.
Con los azotes del viento
y dedos engarrotados,
con lanzas en el recado
boleadoras y cuchillos,
entre piedras y tomillos
Y los caballos cansados.
A enfrentar su propia raza,
al fusil de los soldados,
a luchar lo han llamado
no hay temor para la guerra,
a defender a su tierra
y el honor de su legado.
La lucha fue cuerpo a cuerpo,
fue sangrienta la batalla,
Yancamil cruzó la raya
gritando que era el momento,
mientras sobraban los muertos
entre alaridos y balas.
Dos docenas de soldados
se fueron hacia el naciente,
con una cruz en la frente
se alejaron los vencidos,
aún cansados y heridos
quedaron 7 valientes.
Fue la última batalla
y ojalá que nunca mas
nos cuenten otra verdad,
otra historia de la guerra,
el que lucha por su tierra
defiende la libertad.
Los Héroes de Cochicó
dice la historia sin fin,
monumentos con fusil
y esa verdad tan callada
que en su Ranchito guardaba
el valiente Yancamil.
"Alpataco".
Foto Ana Maria Zorzi