Ya no quedan dudas abundan certezas
esas horas viejas nunca volverán,
solo son recuerdos que acecha el olvido
Y vuelven de pronto ensillando desvelos
que ningún pañuelo me puede secar,
aquellas historias de ranchos de barro
sus huellas de carros vuelvo a recordar.
Entonces camino por los nubarrones
y aquellos gorriones vuelven a volar
en mi mente anidan trayendo nostalgias
que ni en las distancias la pude olvidar.
Recorro el vació de aquellos jagueles
donde algún puestero lo supo habitar,
entra la tristeza de un día rosillo
entre los portillos de un viejo corral.
Ha pasado el hombre por este desierto
ni siquiera el viento se vuelve alojar
es que no hay motivos tampoco reparos
cuando el desamparo se hace del lugar.
Yo sigo mis pasos que me llevan lento
por que no hay lamento que pueda llenar,
ese gran vació que habita en mi tierra
ya no quedan huellas donde galopar.
Me doy otra vuelta antes del estribo
aroma a tomillos me quiero llevar,
para que el recuerdo de lo que me llevo
me traiga de nuevo por el jarillal.
Alpataco.
Foto: Ana Maria Zorzi