La tarde ya se amansaba
mientras mateaba en mi rancho
retozaba en los corrales
y por la huella de una hebra
venia el tordillo al tranco.
Como estaba sin caballo
yo le ataje la tranquera,
mientras las vacas ariscas
me salían puerta afuera,
y le colgué sin tapujo
los bastos y las encimeras.
Y así Salí al trotecito
después de bañar los perros,
mientras a los lejos se oía
el badajo de un cencerro,
me fui por el cañadón
en dirección a los cerros.
Entre el viento perezoso
de aquella tarde serena,
divisaba algunos rastros
sobre la huella de arena,
y silbaban las perdices
con sus coplitas de penas.
Cerquita del Bordo Blanco
le encontré el rastro fresquito,
eran dos choiques seguro
y un criador con sus charitos,
de poco chisté los perros
para rastrear calladito.
Cerquita del algarrobo
donde estaba el águila mora,
se levantó el macho grande
floreando sus plumas moras,
y lo anime a mi tordillo
tanteando las boleadoras.
Al poco rato nomás
Ya nos hicimos parientes
los galgos lo dieron vuelta
y se me vino de frente,
lo dejé a los revolcones
como potro en el palenque.
Al tordillo lo cargué
colgando sus plumas blancas,
y me volví al trotecito
como burro en la barranca,
silbando por una huella
con un avestruz al anca.
ALPATACO