Vos que dejaste el alma
entre jarillas
y zampas,
sabores de los
quesillos
en los ordeñes
del alba,
mensajera de
los montes
mujer de pocas
palabras.
Procura que tus
anhelos
no sean sueños
sin manta,
y que te
abriguen los soles
con mucha luz
de esperanza,
para callar los
suspiros
de los rincones
del alma.
No me abandones
ahora
patrona de los
corrales,
dejá que el
viento se amanse
allá por los
solupales,
mirá que la
huella sola
se pierda en
los jarillales.
Dejá que
florezca sola
la hermosa flor
de los cardos,
que cuando
venga la lluvia
será del viento
reparo,
dejá que
encienda la hoguera
de tu ranchito
de barro.
Labradoras de
los sueños
puesteras de
las distancias,
con tu aromita
a tomillo
te vas buscando
las bardas,
paloma que
vuelas alto
sobre el umbral
de La Pampa.
Alpataco
Libro: Mujer PUESTERA