Cuantas tardes
yo te tuve
debajo de la
enramada,
al viento te vi
colgada
mojada hasta la
testera,
con tu poncho
de alpillera
vieja botella
forrada.
Era costumbre
en el pago
yo les juro y
no es un cuento,
los caminos
polvorientos
de aquel oeste
pampeano,
ver galopando
un paisano
con su botella
a los tientos.
Cuando las
furias del sol
ardían de
tardecitas,
al dejarla
empapadita
y con el roce
del viento,
refrescaba en
un momento
para empinarla
fresquita.
Entre los
bastos te até
como si fueras
un chiche,
y cuantas
tardes de piches
me acompañaste
bañada,
cuantas veces
traicionada
en un mesón de
boliche.
Cuantas
historia tejidas
en ese rincón
guardado,
cuantos labios
empapados
sedientos de tu
frescura,
cuantos litros
y ataduras
yunta entre el
vino y asado.
Cuando volví
por el pago
muy triste te
vi colgada
vacía y
abandonada
deshilachada en
el tiempo
nostalgia de
aquel momento
vieja botella
forrada.
Alpataco Vazquez