patrimonio y fundamento,
de aquellos héroes del monte
patrones del sufrimientos,
que lucharon sin tapujo
entre la arena y el viento,
los que surcaron la huella
con sus caballos hambrientos,
de aquellos que han hecho patria
en los Jagüeles sin tiempo.
Después de volver al rancho
y alzar al hijo pequeño,
contarle que en años malos
se suelen morir los sueños,
que con las lluvias escasas
solo crecen los lamentos,
pero siempre es la esperanza
esa que ensilla el puestero,
le da otra vuelta a la taba
y vuelve a llover de nuevo.
Sin feriados ni descansos
aferrado a sus silencios,
lo ven sobando una lonja
o curtiendo algunos cueros,
el que siempre pone el anca
al azote del pampero,
galopar hacia adelante
aunque duela a sus adentro,
no lo queman los calores
ni lo enfrían los inviernos.
Solitario por la huella
masticando su destino,
trabajando sin desmayo
sin un peso en bolsillo,
tal vez que la suerte cambie
y malvenda algunos chivos,
pues no vive de favores
ni tampoco de subsidios,
pues no tiene otro salario
que el valor de sus estribos.
Puestero que vas trotando
por una huella sin tiempo,
dejame que yo te nombre
un defensor de lo nuestro,
porque sos nuestra bandera
paisano en todo momento,
por defender el legado
que dejaron los ancestros,
de esos que dejan el alma
corazón y sentimiento.
ALPATACO
Foto Ana Maria Zorzi