En la Fiesta del Chivito
le hicieron un gran homenaje,
por ser parte del paisaje
del arte de lo campero,
un baluarte del apero
y orgullo del paisanaje.
El nació por Árbol Solo
aunque no se quedó mucho,
voló cómo como el aguilucho
por esa tierra olvidada,
detrás de la caballada
de la que siempre fue ducho.
Por el puesto La Escalada
junto a su padre se crió,
varios potros amansó
después siguió su camino,
la del jinete argentino
que su fama se ganó.
Al galope por la huella
muchos lo vieron pasar,
tiempos que no ha de olvidar
entre espuelas y rebenques,
saludando en el palenque
El Pabellón Nacional.
Es un criollo destacado
por ser humilde y honesto,
un paisano muy derecho
un ejemplo yo diría,
por llevar toda la vida
la tradición en su pecho.
Hoy el Pueblo le ha entregado
un premio a su trayectoria,
por esos días de gloria
sobre el lomo de los fletes,
y Por ser un gran jinete
que escribió su propia historia.
Alpataco.