es el fin de la jornada,
la noche cae estrellada
sobre ese mar de tomillo
del horizonte rosillo
nace una luna plateada.
Voy ayuntar los caballos
por la huella de los cerros,
a la yegua con cencerro
la dejo atada con lazo,
si tengo tiempo de paso
le tiendo un cuero a los perros.
Como la noche está fresca
con leñita de jarilla,
haré un fueguito en la hornilla
mientras me sobo una lonja
entre el farol que rezonga
voy a tantear la bombilla.
Sobre el ranchito unas chapas
transpira su tizne opaco,
el cuero de un chivo flaco
que colgado da más pena,
en un cajón de alacena
la salmuera y el tabaco.
Afuera la oscuridad
algún zorro pega un grito
retumba el cielo infinito
en el silencio total
suena el concierto imperial
de grillos y pajaritos.
Entonces mis pensamientos
que en mi memoria retozan,
se amontonan con las glosas
de gratitud y sentimientos
ser un hijo predilecto
de esta tierra tan hermosa
Un quejido del molino
las estrellas que palpitan,
y la noche calladita
se apodera del silencio
bajo un cielo tan inmenso
de aquella Pampa infinita.
Alpataco.